En la Ciudad hay 22 locales que funcionan como clase A, que son donde existen alternadoras o coperas, aunque no cuentan con habilitación para hacerlo (ver infografía).

El dato surge de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) porteña, que en los últimos tres años rechazó o revocó la habilitación de 32 sitios donde se facilitaba la explotación de la prostitución ajena o que funcionaban como clase A sin habilitación. 
Entre 2013 y este año, la AGC, inspeccionó 1.063 locales y clausuró 183. Se trata de clausuras de índole administrativo, que son levantadas cuando se subsanan las irregularidades. A su vez, la Justicia investiga si existen delitos, como explotación sexual o trata de personas.

Los controles se hacen en establecimientos “privados”, que son lugares donde se ejerce la prostitución y que se promocionan con volantes en la vía pública o por Internet. Y también en bares y whiskerías que funcionan como clase A sin tener habilitación para hacerlo, es decir que tienen alternadoras. Ese fue el caso de Newport, habilitado como clase C, que el viernes fue clausurado porque había 30 mujeres que “alternaban” con los clientes. 

Los inspectores los detectan porque, generalmente, hay lockers donde las mujeres guardan sus pertenencias, o se encuentran volantes donde se invita a encuentro sexuales o de copas con ellas.

De acuerdo a un informe de la Agencia, en ese tipo de locales las alternadoras después les ofrecen servicios sexuales a los clientes en un inmueble contiguo al local. Cuando los inspectores observan que se incumplen todas las normas vigentes de habilitación, higiene, salubridad y seguridad, y que la actividad comercial autorizada para el local es una fachada para facilitar la explotación de la prostitución ajena, la Agencia revoca o rechaza su habilitación. En los últimos tres años, se la quitó a 32 locales. Además, denunció a 62 individuos ante la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas del Ministerio Público.